La presunta aparición de la Virgen de Guadalupe en la tilma de Juan Diego es un fenómeno que sigue dividiendo opiniones, pues mientras los devotos aseguran que se trata de un milagro celestial, otro grupo señala que la imagen es una creación 100 por ciento humana.
El origen de la Virgen de Guadalupe
Repasemos rápidamente el mito fundacional del guadalupanismo en México: la deidad se le apareció en 1531(10 años después de la caída de Tenochtitlán) al indígena Juan Diego en el Cerro del Tepeyac y le pidió que fuera a ver al obispo Juan de Zumárraga para pedirle que le construyeran un templo.
Sin embargo, el religioso lo desestimó rápidamente. Juan Diego regresó con la virgen y ella lo mandó nuevamente con el obispo. Zumárraga le pidió que le presentara una prueba. Es así que el hombre regresó al cerro.
En su tercer encuentro, la Virgen le pidió que recogiera una serie de flores y se las llevara al obispo. Juan Diego obedeció y las colocó sobre la larga tilma que llevaba puesta. Al llegar con Zumárraga, dejó caer las flores y sobre la prenda apareció la imagen de la Virgen.
¿Quién pintó la Virgen de Guadalupe?
Sin embargo, los estudios realizados por el historiador Edmundo O’Gorman muestran que la imagen habría sido encargada por el arzobispo Alonso de Montúfar y ejecutada por un pintor indígena llamado Marcos, alrededor del año 1555.
De acuerdo con esta versión, la imagen habría sido pintada por el artista Marco Cipac de Aquino, un destacado pintor indígena mexicano; esto con el objetivo de crear un “milagro” que acompañara la contrarreforma que se llevaba a cabo desde Europa.
Y es que el propio O’Gorman cita un sermón de fray Francisco de Bustamante, quien criticó al arzobispo por haber creado la imagen y decirle a los indígenas que ésta poseía divinidad.
“Y venir ahora a decirles a los naturales que una imagen pintada ayer por un indio llamado Marcos hacía milagros, era sembrar gran confusión y deshacer lo bueno que se había plantado”, señala el sermón.
La tilma de Juan Diego en la Basílica de Guadalupe
Otro detalle clave a tomar en cuenta es que la imagen fue introducida en el Cerro del Tepeyac, lugar donde antes de la llegada de los españoles se veneraba a la diosa Tonantzin; por lo que la Virgen formaría parte de las amplias campañas de evangelización de la época.
De la tilma de Juan Diego, que ahora es exhibida en lo alto de la Basílica de Guadalupe, se ha dicho también que es un portento de durabilidad, pues pese a tener casi 500 años, se mantiene prácticamente intacta.
Sin embargo, declaraciones hechas por el restaurador José Antonio Flores Gómez en 2002 contradicen esta versión y muestran que la obra no sólo fue creada por manos humanas, sino que ha sido restaurada desde su creación.
En declaraciones para la revista Proceso, el artista narró que fue contratado en un par de ocasiones para restaurar la imagen y pudo constatar que otras personas ya habían hecho en la tilma trabajos similares.
“Cuando tuve enfrente a la imagen de la Guadalupana y la pude observar de cerca, hasta ese momento me di cuenta que no es una obra divina (…) Es la obra de un artista, no es producto de ningún milagro”, declaró el restaurador que trabajó dos veces con el cuadro.
¿Existió Juan Diego?
Otro detalle es que en 1982, Guillermo Schulenburg Prado, abad de la Basílica de Guadalupe, solicitó un estudio al perito José Sol Rosales, exdirector del Centro Nacional de Registro y Conservación para Obra Mueble, del INBA.
El especialista concluyó que, efectivamente, la imagen de la Virgen de Guadalupe es una pintura hecha a base de cochinilla, de sulfato de calcio y de un negro extraído del hollín del humo de ocote.
Cabe recordar que el abad Schulenburg Prado no sólo cuestionó el origen de la imagen guadalupana, sino que puso en tela de juicio la existencia de Juan Diego; lo que lo llevó a ser expulsado por el cardenal Norberto Rivera en 1996; época en la que el indígena fue canonizado por el papa Juan Pablo II.
“La existencia del indio Juan Diego no ha sido demostrada, podríamos obtener muchas firmas de eclesiásticos preparados, así como de laicos intelectuales que avalan esta carta, pero no queremos provocar un inútil escándalo, simplemente queremos evitar que disminuya la credibilidad de nuestra Iglesia”, se lee en una carta que envió el abad al Vaticano en los 90.
Los ojos de la Virgen de Guadalupe
Respecto a las imágenes que presuntamente aparecen en los ojos de la imagen de la Virgen se han hecho muchas investigaciones, pero los estudios más destacados corresponden al especialista en informática José Aste Tonsmann.
En 1979, el ingeniero señaló haber descubierto una serie de imágenes en el ojo de la Virgen, el cual mide de siete a ocho milímetros, por lo que la imagen tuvo que ser ampliada por medio de computadoras.
De acuerdo con su investigación, podríamos ver, de izquierda a derecha, los siguientes personajes: indígena de cuerpo entero sentado; posiblemente los rostros del obispo Juan de Zumárraga y del traductor Juan González; y Juan Diego con sombrero desplegando la tilma.
Sin embargo, esto ha sido cuestionado por el filósofo e historiador del arte, Georges Roque, pues señala que la imagen de los supuestos personajes fue obtenida por una manipulación de computadora.
El especialista señala que “el fondo fue eliminado y reemplazado por un fondo negro, y las imágenes que él (Tonsmann) creía o quería ver fueron descubiertas” dibujando contornos blancos alrededor de los supuestos personajes ocultos en el ojo izquierdo.
De acuerdo con Tonsmann y la Iglesia, en los ojos de la Virgen quedó plasmada la escena de la revelación cuando Juan Diego dejó caer las flores, pero ¿cómo podría aparecer el indígena en los ojos de la deidad si estaba en un ángulo totalmente opuesto?
Georges Roque señala también que, en caso de confirmarse la presencia de un rostro indígena en el ojo de la Virgen, no sería el de Juan Diego, sino del pintor Marco Cipac de Aquino.
El investigador señala que el artista indígena podría haber dejado su rostro en el iris como una especie de autorretrato o firma, pues por el carácter supuestamente sagrado de la imagen no le permitirían firmar o plasmar su autoría.
En la actualidad los estudios continúan y los investigadores no han podido llegar a un consenso sobre el verdadero origen de la imagen de la Virgen de Guadalupe y si se le han hecho modificaciones a lo largo de la historia.