Gobierno de Maru Campos no nos escucha; asesinatos de jesuitas se pudieron evitar: vicario

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  • Héctor Fernando Martínez Espinosa señaló que el crimen organizado está tan inmerso en la comunidad que son ellos los que venden la cerveza a expendios y no las empresas

El vicario de la Diócesis de la Sierra Tarahumara, Héctor Fernando Martínez Espinosa, criticó la desatención de la gobernadora de Chihuahua, María Eugenia Campos, a la situación que se vive en la zona. “Ojalá y le doliera -ella es una creyente- tanto como a nosotros, para que aunque sea un poco se pueda transformar esta realidad de mucha violencia en la Sierra, de muchos desplazados por esta violencia criminal”, para reconstruir el tejido social, que es lo que permite que estas cosas no pasen, aseveró.

“Tuvimos que callar por seis horas para salvar vidas”, dijo Héctor Fernando Martínez Espinosa, Vicario de la Diócesis de la Tarahumara.

Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar fueron asesinados el lunes, presuntamente junto con el guía de turistas Pedro Palma Gutiérrez en el templo de la comunidad de Cerocahui, municipio de Urique, en la Sierra Tarahumara de Chihuahua. Después del triple homicidio, los criminales se llevaron los cuerpos.


Al respecto, Héctor Fernando Martínez Espinosa señaló que se enteraron del ataque desde el primer momento, pero tuvieron que esperar varias horas antes de darlo a conocer por temor y para salvar la vida de varias personas. 
Nosotros supimos desde un primer momento, en directo, pero tuvimos que guardar seis horas de silencio para salvar a los demás sacerdotes que estaban ahí y de otras personas que fueron testigos”

Gobierno de Maru Campos no nos escucha 

Señaló que estos hechos violentos se pudieron evitar si el Gobierno de Maru Campos hubiera intervenido y hecho caso a la agenda social que le presentaron
 
Esto se pudo haber evitado porque nosotros tenemos una agenda social que entregamos a Maru Campos, pero hasta ahora no nos han atendido. “nunca hemos podido tener contacto con ella… El asunto es que no hay inercia con las autoridades, es un gobierno que no escucha, no atiende”

Crimen organizado vende la cerveza a expendios, no las empresas 

El Vicario mencionó que han hecho denuncias sobre las actividades del crimen organizado en la zona Tarahumara, pero lamentablemente están tan inmersos que incluso son quienes controlan la venta de cerveza. 
 
“Hemos denunciado la migración forzada en la zona Tarahumara, que huyen de la delincuencia organizada que se disputa la zona, que se pide al elotero cuota, a camioneros mercancía, la venta de cerveza no la hacen las empresas sino el crimen organizado de manera directa a los expendios. Ahora la realizan ellos, el crimen organizado tienen cooptados a todos, nos preocupa”.  
 
Para Héctor Fernando Martínez, todo se origina por la exigencia de una cuota a Pedro Palma Gutiérrez, guía de turistas que trabajaba en la zona.
 
“Le piden cuota al señor Palma, tenía 40 años dedicándose a llevar a grupos de turistas, trabajaba desde la capital… y al chueco lo conocemos de años y atrocidades que ha ido cometiendo, pero nunca hemos sido molestados con ellos, la relación era cordial, estamos convencidos porque fue en parte por la intoxicación en la que estaba que lo llevó a cometer estos crímenes”. 

Pobladores de Cerocahui y de la comunidad jesuita relatan el trabajo que realizaron los sacerdotes en la región Tarahumara, donde llegaron desde la década de los sesenta.

Pobladores de Cerocahui y de la comunidad jesuita han relatado el horror, el miedo y mensajes de indignación. También hay testimonios del trabajo que realizaron los sacerdotes en la región Tarahumara, donde llegaron desde la década de los años 60.

“Es tan poco lo que puedo contarle para la inmensidad de la entrega del padre Gallo, como le gustaba que le llamarán en la Sierra (la comunidad le dio el apodo). Estuvo trabajando casi todos sus años de sacerdote en la Sierra Tarahumara. Haciéndose garras por conseguir semillas, medicamentos, comida y enseñando todo lo que sabía a todos los rarámuris”, dijo Rocío, quien lo conoció en la sierra de Chihuahua hace 14 años.

“Al padre Mora también le apasionaba el trabajo en la sierra. Anteriormente, él estuvo trabajando en un área conflictiva en Tamaulipas. Ellos ya estaban acostumbrados a amenazas y a sustos. A sus muchos años de edad, seguían teniendo ese arrojo que muy pocos poseen. Realizando lo que otros no quieren, ni pueden, ni se atreven, ni tienen la capacidad de llevar a cabo. Hombres, además de su invaluable insignia sacerdotal, al servicio de la humanidad que hacen, están y son. Se sacrifican por ese ‘amar y servir’, que pregonan y viven, en toda la extensión y literalidad de la palabra”, contó Rocío. 

La Compañía de Jesús en México informó en un comunicado de prensa que los sacerdotes tenían cerca de 80 años. Amigos de ellos informaron que llevaban cerca de cinco décadas de sacerdocio.