Un punto clave de la economía de México es saber cómo afecta el dólar al peso mexicano. Ambas divisas tienen una histórica relación estrecha, en especial por el hecho de que gran parte de las importaciones mexicanas provienen de Estados Unidos y la moneda de este país es una de las principales reguladoras en el mercado internacional.
¿Cómo afecta el dólar al peso mexicano?
Existen varios aspectos puntuales en los que afecta el dólar al peso mexicano (MXN), ya que la influencia de la divisa estadounidense es muy fuerte dentro de los modelos económicos latinoamericanos.
En éstos últimos tiempos, el peso mexicano se ah apreciado un 0.91% con un tipo de cambio de $17.43 por dólar al cierre, y con un máximo de $17.6 pesos y un mínimo de $17.42 pesos por billete verde, según datos del Banco de México. Muy en contraste con los pronósticos de diversos analistas que empezaron a predecir la “inminencia” de una devaluación del peso desde el 2019.
De acuerdo a los expertos, estas son las ventajas que trae la consolidación del valor del súper peso.
- Ayuda a que la inflación baje, pues ocasionan un abaratamiento de las importaciones.
- Aumenta el rendimiento de las inversiones en pesos al convertirlas a dólares, lo que puede fomentar mayores flujos de inversión de cartera.
- Ayuda a las empresas que tienen deudas en divisas extranjeras e ingresos en pesos mexicanos. Menor cantidad en pesos por dólar de deuda, lo cual es favorable.
- Disminuye los intereses que se pagan por la deuda externa, al ser menores al convertirlos a pesos.
Vayámonos directamente hacia las consecuencias directas:
1. Inflación y la deuda pública
Lo principal en lo que afecta directamente el dólar al peso mexicano es en el hecho de que exista una disminución o un aumento de los precios. Esto ocurre porque, al bajar el dólar, es mucho menos costoso el traer productos desde el exterior y, por ende, también bajarían los precios aquí en México…
Los principales sectores que se deberían de salir beneficiados son:
- El de los combustibles.
- El de las máquinas, aparatos y artefactos mecánicos.
- El de las máquinas y material eléctrico.
- El del automotriz, tanto tractores y demás vehículos terrestres
- Todos los plásticos y sus manufacturas
Esto debería afectar directamente los niveles de inflación, por lo que algunos sectores podrían aumentar su poder adquisitivo, pues deberán pagar menos dinero por comprar productos importados. Asimismo, la deuda pública mexicana, al estar valorada en dólares, disminuye su valor, cada vez que baje el precio de la divisa estadounidense“.
2. Viajes al extranjero
Los viajes también son un tema en el cual afecta el dólar al peso mexicano y a los turistas, principalmente los viajes a Estados Unidos.
Con un cambio en el valor del dólar, las personas deberán pagar más o menos dinero por sus boletos, hospedaje y gastos que vayan a realizar durante su estancia en el país.
3. Exportaciones menos rentables
Exportar productos es claramente menos rentable para las empresas, ya que los empresarios mexicanos(incluyendo al narco) que deseen enviar sus artículos al extranjero se verán afectados.
Aunque, si tienen un aumento del valor de la divisa, entonces sus insumos para producción también serán incrementados, ya que muchas materias primas dependen del extranjero. Y ahí se cotiza en dólares.
4. Disminuye valor de las remesas
Tristemente, los mexicanos que reciban dólares desde Estados Unidos, podrán ver sus ingresos disminuir, ya que 1 dólar vale menos pesos ahora que antes.
5. Aumento del poder adquisitivo de los mexicanos ¿donde?
Con la caída del valor del dólar, las familias supuestamente deberían ir aumentando su poder adquisitivo, pues pagarían un precio menor por productos y servicios.
Además, los créditos bancarios también bajarían su valor, lo que facilitaría la obtención de inmuebles o propiedades de valor.
Apreciación del peso
Por su parte, la directora de Análisis Económico en Grupo Financiero BASE, Gabriela Siller Pagaza, explicó en su cuenta de Twitter que uno de los factores que contribuyen a la actual apreciación del peso son los flujos de dólares que llegan a México por exportaciones, remesas e inversión extranjera directa.
¿Quienes se están beneficiando? Definitivamente la clase trabajadora no
La clase trabajadora con menos recursos sufre a diario, además, porque los productos que más se han encarecido son, precisamente, aquellos que más consumen. Es decir, su cesta de la compra es más vulnerable al ser su única opción mientras esté expuesta a un incremento irracional de los precios.
Hay múltiples razones que explican esta grave desigualdad entre los empresarios y los trabajadores en México, así como argumentos que tratan de justificarla. Uno de estos últimos, es la falsa idea de que en México “las personas trabajadoras son poco productivas”. Al respecto, la realidad es que múltiples investigaciones muestran la divergencia histórica entre la productividad y los salarios (o costos unitarios de la mano de obra) en el país, dejando claro que aunque aumenta la productividad, fueron décadas durante las cuales no aumentaron a la par las remuneraciones salariales (se mantuvieron casi estancadas).
Hay que tener presente que las presiones inflacionarias se han originado, sobre todo en México, no por el lado de la demanda, sino por el de la oferta, en concreto por los costos de producción, consecuencia de un aumento en los precios del petróleo y los alimentos, razón por la cual la reducción en la demanda que pueda traer consigo el aumento en la tasa de interés contiene, pero no elimina, las presiones alcistas sobre los precios.
Y entre contener y eliminar hay una gran diferencia. En pocas palabras: un menor consumo, suponiendo que realmente se dé, no eliminará, ni el aumento en el precio del petróleo, ni el incremento en los precios de los alimentos, de tal manera que las presiones inflacionarias, contenidas, persistirán, razón por la cual tarde o temprano saldrán.
La conclusión es clara: al menos que una parte del dinero que normalmente se intercambia por mercancías se atesore, y dada una cierta cantidad de dinero, la demanda por bienes y servicios será cuantitativamente la misma, pudiendo darse, ante los cambios en las tasas de interés, una recomposición de la misma (que unos gasten menos para que otros gasten más), pero no una reducción general del consumo.