El arranque del juicio contra el exsecretario de seguridad pública mexicano, Genaro García Luna, cumplió en parte las expectativas que se tenían sobre el mismo, al contar con revelaciones directamente incriminatorias, principalmente del primero de los tres testigos presentados esta semana: Sergio Villarreal Barragán, alias “El Grande”, quien describió y dio detalles de las reuniones de los Beltrán Leyva con altos funcionarios de la Policía de Vicente Fox y Felipe Calderón para dar millonarios sobornos a cambio de protección en el marco de la lucha contra el crimen organizado tanto en México como en EEUU.
La acusación fue contundente y tajante: ahí estaba García Luna. El hombre que entregaba los sobornos del narco, lo reconoció y lo acusó directamente. Y no fue una, fueron “varias” reuniones en las que fue visto.
La primera semana del juicio se acortó a tres días y concluyó con la percepción generalizada de que la primera batalla fue ganada por la defensa, encabezada por el abogado Cesar de Castro, pues ésta obtuvo tres importantes triunfos: que los fiscales no puedan hablar sobre el enriquecimiento de García Luna después de 2012; acortar el testimonio de Tirso Martínez Sánchez, “El Futbolista”, mismo que el Juez consideró como secundario e “irrelevante”, y que el Juez pidiera al jurado que, al momento de evaluar los testimonios de los cooperantes para determinar si García Luna es culpable o no, se consideren también los acuerdos que tuvieron con la Fiscalía.
A García Luna se le vio “relajado y sonriente”, al igual que a su esposa, Linda Cristina Pereyra, quien lució tranquila mientras el abogado defensor César de Castro se desenvolvía con una gran soltura y seguridad en la Corte Este de Brooklyn. “Como pez en el agua”, describió el periodista de La Opinión, Jesús García, quien cubre el juicio.
La carta fuerte de la Fiscalía fue el testimonio de “El Grande”, el cual se espera que pudiera tener un peso durante todo el juicio, que se estima dure al menos ocho semanas, pues lo declarado por el lugarteniente de los Beltrán Leyva, quien era el encargado de entregar los sobornos a altos funcionarios, les permitirá a los fiscales conectar los puntos para fundamentar la acusación de los nexos de García Luna, según ha explicado el periodista Jesús García.
Por su parte, la especialista en seguridad y profesora investigadora de la Universidad de George Mason, Guadalupe Correa, señaló que la primera ronda de juicio no tuvo grandes sorpresas sino que cumplió en parte con lo que se esperaba.
“No me sorprende absolutamente nada de lo que ha sucedido. No me parece que tengamos conocimiento de nada que no esperábamos porque todo esto es una historia que ya se ha ido contando. Creo que lo más destacado o lo que destacó la prensa fue la declaración de Sergio Villarreal ‘El Grande’ con un testimonio que presenta García Luna como un villano extraordinario, con lo que se consolida la narrativa estadounidense de que los mexicanos son los narcotraficantes y además están apoyados por el Estado mexicano, más bien las autoridades mexicanas a todos los niveles inclusive a los más altos niveles”, expresó la especialista.
En la primera semana del juicio de García Luna, además del testimonio de “El Grande”, y de Tirso Martínez Sánchez, el cual fue acortado, también se contó con la declaración del exlíder de los Trinitarios en Nueva York, Héctor Tolentino, quien conoció por video a Iván Guzmán, hijo de “El Chapo”.
Este tercer cooperante de los fiscales habló sobre la distribución de droga para establecer la tríada de la acusación de conspiración contra Genaro García Luna. Los Trinitarios es una peligrosa pandilla de dominicanos en Nueva York que distribuyen droga y han sido conectados al Cártel de Sinaloa.
Desde el primer día del juicio se dieron a conocer detalles sobre las supuestas reuniones donde se realizaban los millonarios pagos –y otros regalos– que criminales le entregaban al llamado “súper policía” a cambio de protección, impunidad y otros beneficios.
Sergio Villarreal Barragán dijo que García Luna recibía dinero mensualmente del Cártel de Sinaloa. En una ocasión, reveló, se entregaron entre 14 y 16 millones de pesos en cajas de papelería de parte de Arturo Beltrán Leyva, líder del cártel que llevaba su nombre.
“Los pagos eran en billetes desde los 20 dólares, pero usualmente eran en billetes de 100 dólares”, dijo. ‘El Grande’ quien detalló que en una ocasión, “el pago fue tan grande que no cupo en una sola camioneta SUV por lo que el cártel le prestó otra camioneta para llevar las cajas de efectivo”, siempre de acuerdo con el relato del convicto.
El pago más alto mencionado por Villarreal Barragán, el de 16 millones de dólares, fue por el valor de la mitad de dos toneladas de coca obtenidas de otros grupos antagónicos con la ayuda de la hoy extinta Agencia Federal de Investigación (AFI), bajo el mando de la SSP, quien proporcionó la información para apoderarse del cargamento.
¿INICIO TROPEZADO?
Para Guadalupe Correa Cabrera la presentación de pruebas es algo que faltó en el arranque del juicio, el cual, calificó como débil y con torpezas por parte de los fiscales, lo cual, permitió que la defensa tuviera pequeñas victorias.
“Más allá de que la defensa haya hecho un trabajo extraordinario, sino más bien los fiscales tampoco han hecho un trabajo muy interesante, hubo errores por parte de los fiscales que llevan este caso[…] Eso nos deja también un mal sabor, porque se debería de haber abierto así: con el testimonio pero también con otras evidencias que nos hagan tener más atención de qué va a suceder […] Hasta ahora no hemos visto pruebas, como videos, documentos, lo que nos encantaría ver la evidencia y la relación con actores todavía de mayor nivel, hablo del expresidente de la República y hablo de las autoridades estadounidenses”.
En el primer “round” se considera que la defensa de Genaro García Luna destacó porque el abogado César de Castro y su equipo lograron hasta el momento que los fiscales no puedan hablar sobre el enriquecimiento de García Luna después de 2012, debido a que ya no era funcionario.
Lo cierto es que César de Castro no es el único abogado que García Luna tiene para enfrentar las causas en su contra, sino que detrás de él se encuentra un despacho “que opera tanto en México como en Estados Unidos”, de acuerdo a lo que señaló el extitular de la UIF, Santiago Nieto, en entrevista con Los Periodistas.
“Tiene un despacho que opera tanto en México como en Estados Unidos y que fue el que presentó la denuncia anónima, pero eran ellas las únicas personas que tenían conocimiento del contrato y por otro lado han llevado la defensa y han estado compareciendo en el ámbito de la FGR y en el ámbito de la demanda civil en Estado Unidos. Tiene (García Luna) recursos suficientes, México congeló las cuentas tanto de él como de la hermana, de la esposa que estaban vinculados con Black, la empresa que contrató Mancera, también promovió amparos para que se les descongelaran las cuentas, en la mayoría de los casos los perdieron”.
Otro aspecto que se ha considerado como un triunfo para la defensa de García Luna es la petición del Juez Brian Cogan al jurado, de tomar en consideración los acuerdos de los cooperantes para evaluar los testimonios. Esto es importante debido a que, durante el proceso de selección del jurado, la Jueza Peggy Kuo cuestionó a los aspirantes del panel sobre si estaban dispuestos a tomar una decisión del caso solamente con el testimonio de cooperantes, a lo que todos dijeron que seguirían las indicaciones del Juez Cogan.
Guadalupe Correa reiteró que es muy probable que las semanas que vienen se vayan a presentar este tipo de testimonios, muy parecidos a las de Sergio Villarreal Barragán, y otras personas testigos que aparentemente recibieron o aceptaron sobornos y que den más detalles sobre la vinculación de Genaro García Luna con los narcotraficantes, lo cual, insistió, “es el fortalecimiento de esta narrativa que el Gobierno de Felipe Calderón, que declaró la guerra contra las drogas, la cual se enfocó en los grupos que operaban en el Golfo y el noreste mexicano, pero que por el otro lado los grupos del Pacífico no fueron tocados”.
“Será la decisión del jurado la importancia que se deba tomar en cuenta las declaraciones, simplemente por la existencia de muchos testigos protegidos elegidos por la Fiscalía, como Sergio Villarreal Barragán, que ha estado vinculado a a otros procesos de muy dudosa calidad, como los que los que llevó a cabo la exprocuradora general de la República, Marisela Morales”, abundó.
DEL SECUESTRO A LA RENDICIÓN DE CUENTAS
“La persona que se suponía que estaba a cargo de luchar contra el Cártel de Sinaloa en realidad era su bien más valorado… y con su ayuda, el cártel ganó millones”, dijo al jurado el Fiscal federal asistente Philip Pilmar, quien calificó a García Luna como “un hombre que traicionó a ambos países: el suyo y el nuestro”.
Pilmar agregó que aunque García Luna se hacía pasar en ambos países como un héroe del control de drogas, se encargó de que el cártel recibiera información sobre las investigaciones, paso fácil de cocaína a través de puntos de revisión policiales y escoltas policiales, y, en ocasiones, incluso placas para miembros del cártel.
Uno de esos ejemplos, lo dio “El Grande” cuando en el segundo día señaló que Arturo Beltrán Leyva ordenó el secuestro de García Luna, cuando ya era Secretario de Seguridad Pública en el Gobierno de Felipe Calderón, para presionarlo a que siguiera apoyando a su fracción en el Cártel de Sinaloa.
Arturo Beltrán estaba molesto porque las autoridades federales habían detenido a Alfredo Beltrán Leyva, “El Mochomo”, su hermano, por lo que exigieron cuentas a García Luna, quien seguía recibiendo pagos mensuales a través de Luis Cárdenas Palomino, exfuncionario federal, según el mismo testimonio.
Villarreal Barragán dijo que fue a esa misma casa de seguridad donde tuvieron a García Luna y vio en un rincón decenas de cargadores de armas. “Eran de las escoltas de García Luna… se las quitaron antes de irse”, afirmó.
LOS SÚPER POLICÍAS DE CALDERÓN
“El Grande” expuso el pasado 23 de enero cómo las reuniones donde se pagaba a las autoridades se hacían supuestamente, entre otros sitios, en plena capital mexicana.
Al lugar, explicó, no sólo acudía García Luna, sino también su mano derecha, Luis Cárdenas Palomino, quien junto con otro colaborador de García Luna, Ramón Pequeño, fueron acusados en Estados Unidos de recibir sobornos millonarios del Cártel de Sinaloa.
De acuerdo a los fiscales estadounidenses, ambos “permitieron al Cártel de Sinaloa operar con impunidad en México” durante años.
En esas reuniones iban también líderes del cártel, incluidos Édgar Valdez Villarreal, “La Barbie”, quien en el pasado ya ha acusado a altos funcionarios de recibir sobornos de parte de los grupos criminales y lo que abriría la puerta también a que pueda ser uno de los testigos en carpeta de los fiscales estadounidenses.
“Ponían la maleta, la abrían, enseñaban [el dinero] y la cerraban”, dijo Villarreal Barragán sobre cómo se entregaban los dólares en fajos de 100 cada mes, en una casa de seguridad, la mayoría de las veces frente un centro comercial conocido como Perisur, en la Ciudad de México, cerca del lujoso barrio Jardines de la Montaña.
La foto de Luis Cárdenas Palomino fue agregada apenas debajo de García Luna. Él fue director general de Investigación Policial de la AFI, una posición clave en el Gobierno.
“Luis iba a la casa”, dijo Villarreal Barragán, en referencia a Cárdenas Palomino y a la casa de seguridad donde se reunía Arturo Beltrán Leyva con líderes policiacos federales para pagarles su soborno mensual y afinar acciones posteriores.
A la pizarra se fueron sumando otras fotos de personajes con posiciones clave en la AFI que eran importantes para asegurar la operación del Cártel de Sinaloa, dijo “El Grande”.
Llegó el rostro de Iván Reyes Arzate, conocido como “La Reina”, quien se declaró culpable en los cargos en su contra por narcotráfico en Estados Unidos. Logró ser comandante de la Unidad de Investigación Sensible (“SIU”) de la Policía Federal mexicana. Información “sensible” que compartía con el narco.
También se integró la imagen de Ramón Pequeño García, quien fue jefe de Inteligencia la Policía federal mexicana. Su relación con la DEA era esencial.
El rostro de Víctor Gerardo Garay Cadena, exjefe de la Policía Federal, fue sumada a la pizarra para que el jurado tuviera idea la estructura de corrupción.
Otros son Édgar Bayardo del Villar; Francisco Javier Gómez Meza, quien en la AFI era quien desplegaba a los comandantes por cada región.
Con información de SinEmbargo , Arturo Ángel y Jesús Lemus