El conflicto entre dos grupos rivales del Cártel de Sinaloa ha resultado en una ola de violencia en el estado, a pesar de la intervención de más de 2,000 efectivos militares y de la Guardia Nacional.
CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Un enfrentamiento entre facciones del Cártel de Sinaloa ha dejado más de 30 fallecidos, incluidos dos militares, en una serie de violentos episodios en el estado de Sinaloa, al noroeste de México. Desde el 9 de septiembre, los enfrentamientos entre dos grupos internos del cártel han provocado caos en la región, especialmente en la ciudad de Culiacán y sus alrededores, a pesar del despliegue de un fuerte contingente de las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional.
El secretario saliente de Defensa Nacional, general Luis Cresencio Sandoval, informó que desde el inicio de los choques armados han muerto 30 civiles, así como un oficial y un soldado. Además, señaló que la situación ha generado terror entre los habitantes de Culiacán, quienes han sido testigos de múltiples ataques armados entre los seguidores de “Los Chapitos” —los hijos del encarcelado líder Joaquín “El Chapo” Guzmán— y los aliados de Ismael “El Mayo” Zambada, otro capo destacado en el narcotráfico mexicano.
La captura de Zambada en Estados Unidos a finales de julio, junto con Joaquín Guzmán López, uno de los hijos de “El Chapo”, ha sido un detonante importante en el aumento de las tensiones dentro del cártel. Se cree que Guzmán López tendió una trampa para capturar a Zambada y entregarlo a las autoridades en Texas, lo que ha generado aún más preguntas sobre las conexiones del cártel con figuras políticas de Sinaloa.
El general Sandoval informó durante una conferencia que las fuerzas de seguridad han enfrentado nueve agresiones directas contra el ejército y cuatro contra la Guardia Nacional, que han causado bajas y heridos en las fuerzas armadas. Hasta el momento, las autoridades han detenido a 30 miembros de las organizaciones criminales involucradas y han confiscado armamento, vehículos blindados y drogas. Sin embargo, la violencia persiste, y la situación sigue siendo tensa.
A pesar del clima de inseguridad, el martes algunos negocios en Culiacán, una ciudad de casi un millón de habitantes, comenzaron a reabrir después de haber detenido parcialmente sus actividades durante la última semana. Sergio Álvarez, presidente de la delegación local de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación, comentó que la reactivación comercial ha sido lenta debido a la desconfianza de la población, que ha optado por mantenerse alejada de las calles.
Aunque las autoridades educativas de Sinaloa autorizaron el regreso a clases, la mayoría de la población no acató la medida. Catalina Esparza Navarrete, secretaria de Educación del estado, expresó su frustración en un video publicado en redes sociales, donde mencionaba no percibir riesgos inminentes, mientras recorría una escuela vacía.
El gobierno ha enviado un refuerzo de 2,200 elementos militares para tratar de controlar la situación. No obstante, el general Jesús Leana Ojeda, comandante de la tercera región militar, reconoció que la paz en la zona depende de la voluntad de los grupos rivales de cesar las hostilidades. En una declaración que ha generado preocupación, admitió que las fuerzas de seguridad no pueden evitar los enfrentamientos si las facciones criminales persisten en sus agresiones.
Por su parte, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, reiteró que las fuerzas armadas están haciendo todo lo posible para proteger a la población y evitar más enfrentamientos entre los cárteles. Su política de evitar confrontaciones directas con los grupos criminales ha sido objeto de críticas, tanto en México como en Estados Unidos, donde se ha cuestionado la eficacia de su enfoque. A pesar de esto, la presidenta electa Claudia Sheinbaum ha confirmado que mantendrá la misma estrategia de seguridad durante su administración.
