El poder económico y geopolítico de Rusia se sostiene en su enorme industria de gas y petróleo: es el tercer mayor productor de hidrocarburos en el mundo.
De acuerdo a Javier Blas, analista de sector energético de Bloomberg, el día en que Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea impusieron sanciones al régimen de Vladimir Putin, estas entidades compraron 700 millones de dólares en gas y petróleo a Rusia.
La relevancia de la industria es de tal grado que la administración de Joe Biden eximió al sector energético de las sanciones que impuso a dos de los principales bancos de Rusia.
Alemania, una actor clave de la Unión Europea, importa desde Rusia más del 40 por ciento del gas natural que utiliza para la industria nacional y para la generación de electricidad. Esto pone en perspectiva la decisión del gobierno de Olaf Scholz de no excluir a Rusia del sistema financiero SWIFT como parte del paquete de sanciones de occidente.
Ahora, el reto para la administración de Putin y del entramado de empresas para estatales de Rusia estará enfocado en liquidar las operaciones de gas y petróleo en una divisa diferente al dólar para evadir sanciones futuras.