Con su fuga, Ernesto Alfredo “El Neto” Piñón de la Cruz, de 33 años, exhibió una vez más la fragilidad de un sistema penitenciario que, junto a Jesús Eduardo “El Lalo” Soto Rodríguez, de 31 años, manipuló a través del dinero y el terror durante casi 14 años.
El 2023, nos da la bienvenida con un motín en el Cereso 3 de Juárez, el arribo de un comando que con bazuca se dieron paso al interior del penal, donde al parecer ya los esperaban, un arsenal, dinero y mucha droga controlada por los grupos criminales, con la complicidad de las autoridades; una masacre que duele por las condiciones en que se dieron para los custodios, y finalmente la fuga masiva de casi 30 reos, entre ellos un líder criminal con más de 200 años de pena, se destapa la corrupción en el sistema estatal penitenciario y la estructura de seguridad estatal.
La fragilidad y vulnerabilidad del Cereso 3 fueron descritas por la gobernadora, María Eugenia Campos, como “la cruda de una borrachera de indolencia, de una borrachera de omisión, de una borrachera de dejar hacer y de falta de escrúpulos por parte de las administraciones pasadas”.
Con la muerte de Piñón de la Cruz y el traslado, hace dos años, de “El Lalo” a un penal federal en el estado de Chiapas, el grupo delictivo “Los Mexicles” se quedó sin liderazgo al interior del Centro de Reinserción Social (Cereso) 3.
Esa situación, expuso, fue lo que derivó en el ataque violento contra el penal para propiciar la fuga del primer día del año, que dejó un saldo de 17 fallecidos (10 custodios y siete reos), 13 heridos (3 oficiales y 10 internos), además de 30 personas privadas de la libertad (PPL) evadidas. De momento, sólo ha sido cesado por esos hechos el exdirector, Alejandro Alvarado Téllez.
Dos PPL han sido recapturadas: Ernesto Alfredo, quien murió poco después de su detención durante un enfrentamiento a balazos, e Isaac Jesús Rojas Ruiz.
Lo que todos sabían
El autogobierno del Cereso 3 fue denunciado desde el 2017 por la Comisión Estatal de Derechos Humanos, en el informe anual elaborado en coordinación con la Comisión Nacional de Derechos humanos.
En el 2020, el investigador Esteban Buch Sánchez documentó, con apoyo de personal de Ficosec, la situación del penal para su tesis doctoral denominada: “La prisión en Ciudad Juárez: análisis y evaluación del programa de reinserción social del Cereso Estatal #3 en su labor de mitigar el riesgo de reincidencia delictiva”.
En los resultados de las investigaciones, que presentó a la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Complutense de Madrid, los mismos reos hablan de la corrupción al interior del penal.
“Existe un nivel de corrupción al interior del penal del que no sólo son víctimas sino del que aprenden”, plantea el investigador.
Esto es parte de lo que se identifica como impedimentos de la efectividad del programa de reinserción social “porque la institución, que se supone es la que debe garantizar no sólo seguridad, sino buenas prácticas y reconducir la vida de los internos con base en lo diseñado por el programa, genera en los internos el comportamiento opuesto, provocando un empeoramiento de la conducta basado en el miedo, la impotencia, la coacción y la frustración por la injusticia vivida al interior”.
El mismo exfiscal de Distrito Norte, Jorge Arnoldo Nava López, quien fungió en el cargo durante la administración estatal de Javier Corral Jurado e inicios de la presente administración –hasta que renunció por una orden de aprehensión girada en su contra por supuestos delitos federales–, dio cuenta del desorden al interior del penal en su libro: “No hay arreglos. Secuestros en el estado de Chihuahua”, obra editada por El Colegio de Chihuahua.
Nava López, responsable –junto a un grupo de agentes del Ministerio Público y policías investigadores– de la captura de las principales bandas de secuestradores, entre ellas la de “El Neto” y “El Lalo”, que operaron en el estado del 2008 al 2016, describió en su libro la situación que se vivió en ese lapso dentro del Cereso 3.
“A grandes rasgos era una fortaleza en la que mandaban los delincuentes, dividida en su interior por los dos grupos antagónicos (Cártel de Juárez y Cártel de Sinaloa) que operaban en el estado. Eran universidades del crimen. Un sistema penitenciario devastado”, narró en el capítulo 14: Control de los Centros Penitenciarios.
Años después, ya como titular de la Fiscalía de Distrito, la situación era la misma y era causada por los mismos personajes que llevó a la cárcel, particularmente por Jesús Eduardo Soto Ramírez, quien a la par que dirigía actividades delictivas dentro y fuera del Cereso, mantenía múltiples relaciones amorosas. Fueron, precisamente las mujeres con las que se involucró, las que exhibieron su lujosa forma de vida y el control que ejercía dentro del penal a través de las redes sociales, por lo que en marzo del 2020 fue trasladado a un penal federal, luego de ocasionar, previamente, disturbios en la ciudad al atacar a la población civil, también en el mes de enero de ese año.
Emilio García Ruiz, quien fue secretario de Seguridad Pública Estatal (SSPE) a cargo de los penales estatales, aseguró que “mientras él estuvo al frente “El Neto” no tuvo ningún tipo de beneficio ni mucho menos control.
Recordó que lo primero que él hizo al tomar posesión del cargo el 17 de febrero del 2020, “fue una depuración del sistema que incluyó el traslado de ‘El Lalo’ a un Cefereso”.
Para entonces ya se había documentado los excesos del interno como fiestas privadas, privilegios en las celdas VIP, acceso a telefonía celular y el entonces fiscal de Distrito, Jorge Nava López, había expuesto que desde el Cereso 3 se ordenaban las ejecuciones que ocurrían en la ciudad y que atribuyó a este grupo delictivo.
El motín, los antecedentes
Los hechos ocurridos el pasado domingo primero de enero del 2023, orquestados por “El Neto”, según indican las investigaciones iniciales de la Fiscalía General del Estado (FGE), son similares a un intento de fuga de 2010.
Según narra el exfiscal Jorge Nava López en su libro, es esa ocasión el intento de fuga fue planeado por reos y aunque no se concretó, sí ocurrió un violento motín. “En la cárcel se está planeando un desmadre. Se van a fugar los internos, otros se van a amotinar. Ya tienen armas y granadas. En la calle se van a dar varios homicidios ese día para dispersar a las autoridades… ya tienen, incluso, al grupo de internos que se va a sacrificar. Se van a quedar a cubrir a los demás, van a tomar las torres de vigilancia, el plan es que desde allí disparen contra las autoridades que se acerquen a dar apoyo, son entre 50 y 60 las personas que se van a fugar”, cita el testimonio compartido.
El informante era un expolicía preso, que pidió reducción de pena, el cual finalmente fue asesinado. El 25 de julio 2011 el intento de fuga terminó en una riña entre “Mexicles” y “Aztecas”, el grupo contrario que también ejerce control dentro del penal. 17 personas murieron.
Al igual que en esta ocasión, el hecho ocurrió luego de una festividad y hubo acceso de visitantes al reclusorio. También hubo decenas de mujeres cómplices, entre ellas menores de edad que estaban en las celdas con los que pretendían fugarse.
El primero de enero de este año, un comando armado atacó el frente del penal, mientras que al interior los custodios ya habían sido sometidos y asesinados. Investigadores de la FGE revelaron que existen testimonios de las mujeres aseguradas con diversas cantidades de dinero en efectivo y, según testimonios, señalaron haber escuchado disparos y gritos desde las dos de la mañana.
Mientras que los reos lesionados han declarado que los internos no fueron privados de la vida en el motín posterior a la fuga, sino por el personal de la Sedena que ingresó a recuperar el control, específicamente señalan a elementos de la Guardia Nacional, lo que es motivo de investigación, sin que esto sea confirmado por el fiscal Fierro Duarte.
Previamente a los hechos del primero de enero, el archivo periodístico refiere que el 6 de diciembre del 2010 “El Neto” intentó fugarse en un traslado junto a César Vega Muñoz, y nuevamente intentó escapar el 11 de agosto del 2011, con un saldo de dos reos muertos y 9 civiles asesinados. Esta tercera ocasión murieron 17 personas.
En el cuarto intento de escapar, en este caso de sus agentes aprehensores, sólo falleció él.