Desde hace más de un año hay una discusión en el Congreso sobre una reforma que pueda garantizarle a México la soberanía energética, especialmente en el mercado eléctrico. Viendo el caso de España, donde en tres años las facturas de luz han aumentado más de 500% y que las empresas privadas atentan contra la economía y la calidad de vida de la mayoría de la población, tener soberanía energética no es una mala idea.
Durante casi mes y medio hubo más de 25 foros y casi 200 participantes para discutir esta reforma que recién terminaron hace unos días. El tema ha sido extremadamente polémico debido a varios personajes (incluidos el expresidente Felipe Calderón, sus secretarios de Energía y sus directores de la Comisión Federal de Electricidad) trabajan ahora para empresas españolas de electricidad.
El tema del mercado eléctrico fue abordado exhaustiva y casi exclusivamente por la mayoría de los participantes. Solo de manera secundaria se ha tratado otro aspecto importantísimo de esta reforma: el fin de las concesiones para la explotación del litio. Aunque no viene en la reforma, el presidente López Obrador ya ha comentado la posibilidad de crear una empresa nacional que se encargue de la explotación de este mineral.
¿Por qué es tan importante el punto de la nacionalización del litio que pasó casi desapercibido en los foros del Congreso?
La relevancia radica en que el litio ha sido calificado en todo el mundo como el mineral clave dentro de la transición energética global y México, de acuerdo a la mayoría de los cálculos, se ubica en el décimo lugar entre los países con mayores reservas.
La nacionalización del litio y la creación de una empresa nacional para su explotación y comercialización, aunado a las importantes reservas con las que cuenta nuestro país, podrían darle a México la posibilidad de emprender una verdadera política industrial a mediano plazo alrededor de la explotación del mineral.
El litio se utiliza principalmente en la fabricación de baterías para celulares, así como para computadoras y vehículos eléctricos, pero también se puede ocupar en mercados tan diversos como el farmacéutico y la industria nuclear. Por lo que vemos, hay un mercado cautivo y necesitado de litio que crecerá a casi el doble en la siguiente década. Y hay muy pocos jugadores que pueden brindar el abasto necesario. Incluso, con el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, hubo una mayor demanda debido a las compras de pánico que aumentaron el precio en los mercados internacionales.
Pero…no todo tiene una perspectiva positiva
La explotación del litio, como la de muchos otros minerales, requiere de grandes cantidades de agua y otros recursos naturales así como tiene un notorio impacto ambiental. En México hemos sido testigos de que la mayoría de las empresas mineras no tienen ningún tipo de respeto ni consideración por el medio ambiente. En caso de que el Estado mexicano decidiera realizar una explotación del litio a gran escala, debería de asumir un mayor compromiso medioambiental y poner una vara más alta de exigencia a los privados.
La reforma eléctrica seguramente no saldrá idéntica a como la mandó López Obrador, pero las modificaciones que pudiera haber no alterarían las partes sustantivas. De hecho, uno de los cambios que propone la oposición en realidad fortalece a la reforma eléctrica en lo relativo al litio.
Además de la cuestión ecológica, otra problemática que enfrenta la explotación del litio es el alto desarrollo tecnológico que se necesita para realizarla. Es esto lo que ha hecho que Bolivia, a pesar de contar con una de las reservas más importantes de litio en el mundo, ha sido incapaz de impulsar una industria alrededor del mineral.
Diversos especialistas han comentado que México tiene la gran oportunidad de crear una política industrial que le permita aprovechar al máximo sus reservas y tener el control de toda la cadena de valor. Especialmente ahora que las modificaciones al comercio en Norteamérica con la entrada en 2018 del T-MEC exigen que en el futuro inmediato los autos fabricados en México, Estados Unidos y Canadá deberán tener al menos un 75% de sus componentes producidos en la región para que puedan comercializarse libres de aranceles.
Esto sería especialmente rentable en el mercado de los autos eléctricos que poco a poco van ganando terreno en todo el mundo. Ese camino ya lo está recorriendo la empresa china Ganfeng, a la que le pertenece el mayor yacimiento de litio en México en el norte del estado de Sonora. La ubicación del yacimiento en la zona fronteriza de México con Estados Unidos le ha permitido a la compañía china llegar a acuerdos comerciales con Tesla del magnate Elon Musk y que posee la fábrica de autos eléctricos más grande del mundo en Nevada.
Vía: Javier Buenrostro, historiador por la Universidad Nacional Autónoma de México y McGill University.
