La producción y tráfico de drogas sintéticas en México han sido motivo de preocupación internacional, según el último informe de la UNODC. La organización alertó sobre la producción a gran escala en México, atribuyéndolo a la debilidad del Estado de derecho en el país. Esta situación se compara con puntos clave como Myanmar y países vecinos, donde también existe una producción significativa de metanfetamina.
México juega un papel crucial en la producción y distribución de metanfetaminas destinadas a mercados en Asia y América del Norte. La UNODC reportó un notable aumento en el número de personas tratadas por trastornos derivados del consumo de metanfetaminas, especialmente en América del Norte y específicamente en México. Esta producción no solo alimenta el mercado interno, sino que también contribuye a la epidemia de muertes por sobredosis en los Estados Unidos. La información fue publicada por la agencia Animal Político.
Entre 2018 y 2022, México emergió como uno de los principales productores de opioides en América, excluyendo a Canadá. Además, el país sirve como importante ruta de tránsito para la cocaína procedente de los países andinos, moviéndose hacia América del Norte, Europa y Oceanía.
Las fuerzas armadas mexicanas han descubierto múltiples laboratorios clandestinos de drogas sintéticas en operativos a lo largo del territorio nacional. La problemática de las drogas en México abarca no solo la producción de metanfetaminas y opioides, sino también el tráfico de cocaína en las regiones centro y sur del país.
A nivel global, aproximadamente 292 millones de personas consumen algún tipo de droga según datos de la UNODC para el año 2022, con un incremento del 20% en los últimos diez años. Del total de consumidores, 64 millones padecen algún tipo de adicción, siendo el cannabis la droga más consumida con 228 millones de usuarios.
La producción de drogas sintéticas en México ha generado preocupaciones internacionales debido a su impacto en la salud pública y a la seguridad nacional en Estados Unidos. La cooperación binacional entre México y Estados Unidos en el control de drogas es crucial, dada la persistente preocupación por el tráfico hacia ambos países.
En conclusión, México se enfrenta a desafíos significativos en el control de la producción y tráfico de drogas sintéticas, subrayando la necesidad de intensificar esfuerzos tanto a nivel nacional como en la cooperación internacional para abordar este complejo problema.
