El aumento del control del crimen organizado sobre vastas regiones de México ha generado una crisis de seguridad que preocupa a los votantes de cara a las elecciones presidenciales del 2 de junio, según un reportaje del Financial Times titulado “Los cárteles de la droga de México están prosperando”. La política del presidente Andrés Manuel López Obrador, conocida como “abrazos, no balazos”, ha sido severamente criticada por su falta de confrontación directa con los cárteles, lo que ha permitido su expansión.
En diciembre pasado, una posada navideña en Salvatierra, Guanajuato, se convirtió en una tragedia cuando hombres armados irrumpieron disparando 195 balas, dejando 11 muertos y 14 heridos. Guanajuato, uno de los estados más violentos del país, refleja el aumento de la violencia durante la administración actual. A pesar de la indignación nacional, las autoridades tardaron dos meses en arrestar a los presuntos responsables, alimentando la desconfianza y desesperación entre los ciudadanos.
Durante los cinco años y medio de presidencia de López Obrador, los cárteles de Sinaloa (CDS) y Jalisco Nueva Generación (CJNG) han crecido en poder y territorio, enfrentándose a bandas más pequeñas pero igualmente violentas. Los cárteles han diversificado sus actividades, involucrándose en tráfico de armas, lavado de dinero, tráfico de migrantes y extorsión. Según el ejército estadounidense, los cárteles controlan alrededor de un tercio del territorio mexicano.
El Financial Times señala que los cárteles no solo han aumentado su control territorial, sino también su poder económico y conexiones internacionales. Los químicos para fabricar drogas sintéticas, como el fentanilo, provienen de China e India, y los cárteles mantienen vínculos con mafias europeas como la ‘Ndrangheta italiana. Este escenario tiene repercusiones globales, incluyendo el aumento de la violencia en Ecuador debido a la disputa entre CJNG y Sinaloa.
La política de seguridad de López Obrador ha sido objeto de severas críticas. Aunque el presidente ha intentado controlar la narrativa ofreciendo informes de seguridad y destacando una reducción en los homicidios en los últimos tres años, las cifras oficiales son cuestionadas. Aunque los asesinatos reportados han disminuido, se ha registrado un aumento en el número de personas desaparecidas y homicidios involuntarios.
La complicidad y corrupción entre algunas fuerzas policiales y autoridades locales han facilitado la expansión del crimen organizado. Existen denuncias y evidencias de que efectivos policiales están en la nómina de los cárteles o trabajan bajo amenazas. Esta situación se traduce en una impunidad casi total, permitiendo a los cárteles operar con mínima oposición.
Con las próximas elecciones presidenciales, la seguridad es una de las principales preocupaciones de los votantes. Los cárteles han incrementado su influencia política mediante amenazas, asesinatos y coacciones a candidatos y funcionarios, convirtiendo esta campaña electoral en la más mortífera de la historia reciente del país. Esta interferencia no solo afecta la integridad del proceso democrático, sino que permite a los cárteles consolidar su poder al influir en la elección de autoridades que favorezcan sus intereses.
La situación crítica en estados como Jalisco y Guerrero ha llevado a ciudadanos y líderes religiosos a dialogar directamente con los líderes de los cárteles para negociar la reducción de la violencia. El Financial Times concluye que la futura administración enfrentará el desafío de revertir años de deterioro, con un crimen organizado más poderoso y extendido, lo que convertirá la tarea de cualquier nuevo líder en una empresa titánica.
Con información de Infobae México
El reportaje de Financial Times fue originalmente publicado en inglés en: